viernes, 18 de junio de 2010

El Paraiso (4ta parte)

-Esas personas que usted mencionó y dijo haber visto minutos después del accidente, ¿eran conocidas por uestes, y que hicieron?, preguntó la defensa.

-No los conocía, ni podía verlos muy bien, además el dolor que sentía era muy fuerte. Hubo momentos en que…, sí eso es, me pegaron, me siguieron pegando aún después de pedirles ayuda, luego no supe más nada.

Todos en el público le miraron, algunos con gran asombro parecían decirle algo a sus compañeros.

-Señor Juez, estamos ante un caso que se ha repetido en varias ocasiones, dijo le defensa apretando sus labios y mirando tanto al Señor Juez, como al joven Horacio. Es el caso del hombre accidentado que puede salvarse, pero que es asesinado en la vía pública por desconocidos, para robarle. Se oyó un gran rumor en la audiencia, que parecía elevarse hasta las estrellas, y dispersarse junto a la brisa. Es el típico caso, continuo diciendo la defensa, del asesinado que quiere comunicarles a sus familiares que fue asesinado, que no murió en el accidente.

-Protesto, dijo pasivamente el fiscal, nuestro colega está trasladándonos al mundo de la hipótesis, “yo creo que el cielo es azul”, no señor, el cielo refleja ese color, no es azul. De manera que debemos ajustarnos a lo que tenemos y no ponernos a hacer suposiciones, simples especulaciones.

-Prosiga, dijo el Señor Juez.

-Gracias, una prueba de lo que digo, Señor Juez, Señores del Jurado, son, dijo levantando con cierta aspereza, la camisa al acusado, estos moretones, estas cortaduras en el cuerpo de Horacio que si las vemos bien parecen debido a un objeto cortante, dígase cuchillo, dígase machete, dígase como se quiera, pero no a un montón de tierra y piedra.

Es necesario saber que a los seres humanos se les practica en esta fase una gran cantidad de mini juicios que en algunos casos terminan por enloquecer a las almas más débiles, son estos los espíritus parlanchines y charlatanes que se ríen cuando arrastran chancletas u otros objetos en las noches. También es común escuchar el aquí viejo chiste: y Paraíso me trajeron aquí, para investigarme y juzgarme todos los días.

Continuará....

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