La intoxicación, al ingerir el dichoso negocio del desayuno escolar, de 80 estudiantes de la escuela pública Gregorio Luperón de Rio San Juan, es una muestra de que tan indolente puede convertirse un servidor público, y que fácil se continúan las malas prácticas en la administración pública, siempre que ese hecho perverso beneficie a la parte actuante.
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