La noche se borró misteriosamente de mi realidad, desde las 9:00 pm hasta la media noche no supe de mi, era como si nada existiera. Fue cuando desperté por primera vez y se me antojó pensar en tí, si en ese amor imposible que va y viene como el viento, que casi nace contigo y posiblemente solo el final de tus días lo borré para siempre, si es que existe el final o el paraíso o el infierno; que sientes que solo puedes ser feliz con su mirada cuando está puesta en tí, pero no tienes la más remota idea de que es la felicidad, quizás es solo una palabra, quizás una utopía,
Me volví a dormir y era tan profundo el sueño que me volví a dormír.
De buenas a primera íbamos a visitar a la madre a su casa, algo extraño, porque viví con ella hasta su último día, la casa estaba en franco abandono, las puertas se venían a bajo, el sucios se había acostumbrado a las paredes de la casa, en fin, pensé lo peor. Corrí evidentemente desesperado llamándole,: "mami" tuve que saltar la mecedora de aquel juego de muebles que hay en muchos hogares contemporáneo al nuestro, corrí hacia el pasillo que da a las habitaciones, no tenía la menor idea de que casa era esa, así son los sueños de extraños, estás corriendo por los espacios de la casa donde viviste durante mucho tiempo y de verdad no es tu casa. Justo cuando me acercaba a la primera puerta, desperté.
Me quede mirando, en la casi oscuridad de la noche el techo, eran, supongo como las dos o tres de la madrugada, mi corazón estaba corriendo con una frecuencia cardíaca inusual, ese sueño me impactó mucho, se escucharon unos pasos en el patio y pensé, no sabía que podía pensar en los sueños, que todo en ello era acción o conversaciones, o simples imágenes sin sentido. Pero en este sueño pensé: cuando la madre despierta la voy abrazar tan fuerte como ella lo hacia en las noches cuando nós despedíamos y me decía, Ramón no me dejes de querer; solo voy a abrazarla, solo voy a aprovechar ese momento. Los sueños que retienes en tu mente muchas veces terminan cuando estás a punto de caer en el vacio, cuando quien te persigue está a punto de alcanzarte, pero este no, yo estaba recostado pensando en que tan fuerte sería ese abrazo.
A las 3:30 de la mañana desperté del segundo sueño, en la cruda realidad, donde no podía darme el lujo de planificar que tan fuerte podría abrazarte ni mucho menos tratar de sospechar tu reacción, donde solo podía sentir como se deslizaba sobre mi rostro el abrazo que no podré darte esta mañana cuando despiertes.