sábado, 15 de mayo de 2010

Húmedo


Todas las ventanas de aquellos insípidos edificios
se abrieron por el inclemente
susurrar del viento
y todos, no ninguno
sintieron en su triste piel
de concreto viejo
la espantosa mojadera de la tormenta gris.

Todas las calles desoladas
(pues no había sol)
sintieron de repente
al fangoso espíritu
de nuestros pantalones
mojados en aquel subterráneo sentimiento
de humedad celeste.

Y el temblar de mi cuerpo
al ser besado por el agua fría de la lluvia
y aquella tonada suave del triste pájaro.

El día se terminó temprano
las cinco de la tarde
y todo lo que hice hoy
es parte de ese húmedo pasado
que con paraguas
se pierde entre las espesas nubes de soledad.
Mi mirada se pierde
un poco más abajo de las nubes
en aquel árbol verde
que bailoteando y lloriqueando
cubrió parte de mi
de esta lluvia de hoy.

Mas aun todo
está como antes
antes de la lluvia
antes de yo pararme frente a la ventana
antes de mirar
y mojarme los codos en el antepecho
una gota de agua en mi cabeza
y despierto:
tengo cosas que ver en la tv
mas no hay luz
pudiera bañarme
mas no hay agua en la ducha:
y el agua de la tormenta
moja mi pudor….

Y no me puedo quitar los pantalones.

Ramón J. Olio Guzmán

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